miércoles, 30 de octubre de 2013

Lentejuelas ¡arriba! son el ‘IT’ de la temporada

Con sus primos, la mostacilla y el canutillo, las lentejuelas se aplican sobre casi cualquier tejido. Ahora la tecnología permite contar con telas fabulosamente bordadas que simulan estampados animal, degradés cascada, tornasoles o un tenue rocío, dependiendo de la inspiración del vestido.

Su vigencia es cíclica, la última vez que las vimos fue durante su apogeo de la música disco.

Es diminuta y versátil, está in combinarla con aplicaciones que emulan piezas de vidrio, gemas y cristales, como estas propuestas de boutique Elegance ¡Encantadoras!


‘zapatólicas’ seducidas por la moda
LILIBETH QUIROGA - Asesora de imagen
Memorables: Imelda Marcos, que coleccionó más de 3.000 pares, y Josefina Bonaparte, con más de 1.200 pares ¡en aquella época!

Zapatófilia… jamás había escuchado ese término hasta que, un día, preocupada por la cantidad de zapatos que nos gusta coleccionar a las mujeres, decidí buscar en internet el trasfondo sicológico del término y descubrí que zapatofilia es la obsesión por coleccionar zapatos.

Entonces pensé que ‘zapatólicas’ podría ser un mejor y nuevo adjetivo, que los hombres podrán incluir en su vocabulario cuando nos describen, porque hasta el momento no he conocido a ninguna fémina a quien no le encanten.



Carrie Bradshaw, la protagonista de la exitosa serie de televisión Sex in the City, hizo célebre su amor por los zapatos y el de todas nosotras, cuando al ser asaltada dijo “llévate mi cartera, mis joyas, menos mis Manolos” (una de las marcas más famosas de zapatos).

Existimos en el mundo muchas Carries… con otro presupuesto, por supuesto.



Y aunque a algunos hombres les cuesta entender esta obsesión, se resignan con la respuesta, “es mejor y más barato que comprar una tenida nueva, ya que los zapatos transforman y son la manera más rápida de realizar una metamorfosis instantánea en nuestro look”.

Ser fanática de los zapatos no es casualidad. Todas hemos caído en la tentación de comprarnos un par de bellísimas sandalias, así sea un crudísimo día de invierno pero, ¿cómo elegir un buen par de zapatos? Primero: que sean del tamaño perfecto, ni muy grandes, para no andar dando tropezones, ni muy apretados, para no tener cara de malos amigos en la fiesta.

Tomar en cuenta las diferentes ocasiones, ya que no iremos al colegio de nuestros niños con sandalias de lentejuelas o a un matrimonio de plataformas, además deben estar acorde a nuestra vestimenta.

En muchas oportunidades es preferible no estrenar si sabemos que los llevaremos puestos por mucho tiempo y desconocemos si son realmente cómodos.

Algunas personas precavidas se llevan unas comodísimas balerinas, por si es necesario caminar mucho.

El pedir prestado es al parecer una muy barata opción, sin embargo no lo recomiendo, ya que cada una tiene una diferente forma de pisar y los zapatos se amoldan al pie de quien los usa.

Los zapatos se convierten en una prolongación del cuerpo, por eso dicen que representan lo que somos.

No todas nos atrevemos a usar esas altísimas plataformas de más de 18 cm, esas divinas sandalias de plumas y lentejuelas ó esos zapatotes de tenis con taco ó los clasiquísimos pumps de 5cm. Existe un par de zapatos para cada estilo, está en vos descubrir cuál es el tuyo.

Dicen que: “un par de zapatos nuevos puede no curar un corazón roto, ni aliviar un dolor de cabeza; pero sí calmar los síntomas y mitigar la tristeza.”

Ya que estos nos aumentan altura, nos cambian la postura y por ende la actitud. Así que olvídate de contar cuantos pares de zapatos hay en tu armario y ¡disfruta de cada uno ellos!

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