sábado, 5 de abril de 2014

La vestimenta de chola paceña, tradición que perdura

Hablar de la vestimenta de chola paceña implica encontrarse con maneras y modos de vestir que sobreviven por más de 500 años y que buscan formas de hacer más bella su presentación en la actualidad, en su propio estilo de atuendo, adjuntándole elementos que adornan, colorean, suavizan, protegen y embellecen la imagen que desprende la chola en su presentación, accesorios de la propia modernidad a los cuales se accede y que en el pasado eran restringidos sólo al uso de las “damas”, “señoras”, “señoritas”, de vestido.

La moda actual en el vestir que usa la chola paceña se manifiesta en tres aspectos concretos: el uso de los cosméticos; el material importado para confeccionar la ropa; y las últimas ideas que se manifiestan en las joyas. Una estratificación de la chola paceña respecto a estos tres aspectos la caracterizan en los distintos espacios sociales, y de las diversas actividades en las que se desenvuelve como son las tradicionales fiestas a lo largo del año, donde tienen la oportunidad de demostrar coquetamente su elegancia y el costo al que llega todo su vestir. También se distinguen las damas de pollera que ejercen una profesión, especialmente en el tiempo reciente en que la chola no está ausente de ningún ámbito laboral.
Según el escritor Antonio Paredes Candia, en su libro “La Chola Boliviana”, la palabra chola procede del español chulo: palabra que identifica al individuo varón, que colabora con el torero, dentro del ruedo de toros, distrayendo al animal cuando el matador hace cambio de capa. La hembra del chulo la chula, “...vestía saya larga, plisada, una blusa adornada de encajes y volados y sobre los hombros un mantón de espumilla, bordado de flores, el llamado mantón de Manila. La chula es muy donairosa en su porte y atrevida en sus actitudes y palabras”.
Atuendo de antaño
“La mestiza en los siglos XVI y XVII... tenía vestimenta que la distinguía de otros estamentos sociales. Acostumbrada a usar ropa de sedas, tafetanes, terciopelos... Su atuendo consistía en pollera, manta, sombrero, jubón ajustado y botas. En general, la vestimenta de la chola se caracterizó por el lujo y colorido y elegancia que le valió el nombre de “chula” en señal de admiración o algo de desdén por parte de los europeos residentes...”, relata el libro.
El sombrero caracteriza la vestimenta de la chola paceña, en tiempos anteriores poseía su propio estatus como parte del atuendo total, donde la marca y calidad eran muy importantes; en los últimos años el sombrero ha sido prenda codiciada para los ladrones por su costo y fineza motivo que obligó a que gran parte de las senoras de pollera dejen de usarlo cotidianamente.
Detalles
Hasta antes de 1920 el sombrero que lucía la chola paceña se hallaba elaborado (tejido) con la fibra de las hojas de la hierva del esparto, posteriormente cubierto con el pigmento del albayalde (un preparado de carbonato de plomo), sobre los cuales finalmente se realizaba un lustrado con otro preparado de azufre. A partir de 1920 comienza a ponerse de moda el sombrero bombín de fieltro importado por fábricas americanas, italianas, alemanas, principalmente. Un sombrero de la chola paceña que en sus inicios tenia, en cuanto a medidas, una altura aproximada de 15 centímetros, con unas alas, o faldas, planas de 5 a 6 centímetros, y un color que predomino en esos tiempos: el blanco.
La manta
En el pasado “La chola paceña usa dos mantas: la de pecho, que generalmente es tejida de lana de vicuña y prendida a un hombro con un alfiler de delicada orfebrería y la que llama manta de abrigo que le cubre los hombros y la que ella sostiene en los antebrazos, por delante, Esta manta puede ser de lana o de seda, de acuerdo a la edad de la mujer. Si de lana, de colores sobrios; si de seda, hermosamente laboreada con bordados de caprichoso diseño. Las mantas que lucía la chola paceña por los años de 1800 eran de un material de seda con los respectivos bordados, importados desde Alemania”.
En la actualidad la mayor parte del conjunto social de la chola paceña reemplaza la manta de abrigo por una especie de corpiño tejido (a manera tal vez de una chompa) en el cual se puede observar una infinidad de diseños tejidos por la propia chola o adquirido en una tienda o puesto de venta.
Pollera
Respecto la pollera se puede destacar que consta de cuatro alforzas o bastas, al mismo tiempo que es larga y gruesa respecto el clima frío en el cual se halla la chola. Otro aspecto esencial que podemos mencionar de la pollera son las distintas calidades de telas de las cuales son elaboradas: unas más industriales otras más artesanales.
Un aspecto que también creó diferenciación en el tipo de vestimenta que usó la chola paceña hace bastantes años fue la tela producida artesanalmente en el área rural (utilizado por las mujeres de ese espacio) y las telas importadas desde el extranjero (que utilizaban las mujeres en las áreas urbanas) para confeccionar la pollera.
Las enaguas
Además, respecto a la pollera también se hallan las enaguas. Sayas, fustán, centro o “mankhancha” en idioma aymara: una subespecie de polleras interiores a la pollera exterior: que se utilizaban entre la propia pollera exterior y la ropa interior, hecha más que todo de tela blanca (tela blanca que pudo ser lienzo, lino, tela de algodón, tocuyo, u otro, pero que tiene que ser algo más delgado, suave y liviano; para cumplir con uno de sus objetivos: brindar calor en las temperaturas frías), que de igual forma baja hasta, casi, la misma altura de la pollera, atada también a la cintura, que dejaron ver en aquellos tiempos los encajes que las adornaba.
Las joyas
En el pasado, hace más de un siglo, según la información de Antonio Paredes Candia, las joyas evidentemente fueron, y aún son en la actualidad su tarjeta de presentación. “Para la chola, las joyas son la tarjeta de presentación de su estatus económico y social. Antes de dictarse la Ley de Reforma Agraria, por las joyas que lucía una chola se podía categorizar, señalar a cual estamento de su clase pertenecía la mujer”, dice el libro La Chola Boliviana.

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