miércoles, 9 de abril de 2014

Porque la ropa de los pequeños no es una chiquillada

De cumpleaños
Que las madres no se emocionen a la hora de vestirlos

¡Que rompan la piñata!

Que rompa la piñata… ¡Sí!, que la rompa Pepito ¡Sí!… y así empieza la típica canción de la tan esperada piñata de los cumpleaños de niños. Es el momento que grandes y chicos esperan con ansias, algunos para saltar y llevarse todas las sorpresas que puedan, y otros porque saben que el cumpleaños está llegando a su fin y está muy cerca la hora de irse.

Es en ese preciso momento que se pone a prueba nuestra practicidad como madres, ya que gracias a nuestro buen sentido común los niños pueden pasar el mejor de los cumpleaños o ser víctimas de la más terrorífica pesadilla. Para darnos una idea recuerden que siempre hay una niña llorando en una esquina.

Sí, esa que estaba impecable con un vestido repollo, lleno de encajes y frufrús, peinada con miles de trenzas; a veces es la dueña y protagonista del cumple y otras una simple invitada; la hija de madre entusiasmada, que no calculó que en estos eventos los niños multiplican sus energías y su adrenalina en medio de tanto alboroto.

La fiesta llega a niveles inimaginables y a la hora de la tan esperada piñata, despiadadas nanas y niños saltan unos encima de otros al mejor estilo de un ring de vale todo, para luchar por conseguir la mayor cantidad de golosinas y sorpresas. Eso sin contar con los más experimentados que viven este alocado momento desde afuera y aprovechan de los desprevenidos para quitarles su tesoro en un segundo de descuido, sin importarles cuantos frufrús o moñas o peinados destrocen en el camino.

No siempre son las niñas las que sufren, ya que los varones también son víctimas de abnegadas madres, que vistieron a su tesoro con la mejor de sus galas… algunas les ponen hasta corbata y chaleco inmovilizándolos cual momias egipcias. Otras menos exageradas les llevan con zapatos de ¡suela!, esos son los primeros candidatos a estamparse en el suelo lleno de gelatina, sodas y torta. Los que logran vencer este seguro obstáculo se ven imposibilitados de jugar fútbol al mejor estilo de Neymar o Cristiano Ronaldo, ya que es casi imposible patear un balón con este tipo de zapatos.

Entonces ¿qué debemos hacer para llevarlos a un cumpleaños y que disfruten cómo deberían? El primer paso es recordar que son niños, el segundo, vestirlos como tal, y el tercero, llevarles otra mudada. Les puedo asegurar que si seguimos estos tres simples consejos tendremos al niño más feliz de la fiesta.


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