Factores que dañan. La dermatóloga Paula Andrea Soto comenta que en el invierno los rayos ultravioleta A son capaces de atravesar las nubes, ventanas y hasta vestimenta, además son los que emiten daños a nivel del ADN. Sin embargo, los rayos ultravioleta B son menos agresivos, pero de igual forma generan un daño importante que está relacionado con el fotoenvejecimiento.
Debe ser un hábito. Independientemente del tipo de piel o la estación en la que se esté, es importante el uso de protección los 365 días del año, sobre todo en las personas que se exponen por sus quehaceres diarios al exterior, aseguró Gallo. Asimismo resaltó que además del protector solar, la vestimenta es uno de los mejores elementos a mano para proteger la piel, en especial cuando se trata de cubrir ciertas áreas.
A largo plazo . Si la piel no se protege, los daños no se manifestarán de un día para otro; por el contrario, es el tiempo el que se encargará de pronunciarlos. Normalmente aparecen cambios del envejecimiento propios de la genética a partir de los 20 o 25 años, pero también pueden manifestarse daños por no haber protegido la piel, indica Soto. //
La luz visible es suficiente
Es evidente que el organismo necesita del sol, porque este es maravilloso, brinda luz visible, se pueden distinguir colores, además que es la fuente más importante para la vida y el planeta tierra. Sin embargo, en exceso daña, pero también cabe resaltar el beneficio de la síntesis de la vitamina D en la piel, pero no se trata necesariamente de exponer la piel al sol. La luz visible, la radiación ultravioleta, la radiación infrarroja que es parte del espectro fotobiológico del sol ayuda a realizar la síntesis de la vitamina D, lo cual significa que si se camina debajo de la sombra, pero en frente está el sol, la persona está adquiriendo luz visible y está asimilando lo suficiente que tiene el organismo.//
Ana María Gallo
Dermatóloga-Medicina Estética
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