sábado, 27 de septiembre de 2014

Un ropero que habla

¿Que tu ropero habla por ti? No, no es una broma.

Inspirada por el libro de una destacada psicóloga, Pilar Sordo, me pareció sorprendente cómo una cosa tan material y básica como el ropero de una mujer puede decir tantas cosas respecto a nuestra personalidad y nuestra vida.

Si somos sinceras con nosotras mismas debemos empezar aceptando que solo usamos (realmente) un tercio de nuestros roperos, los otros dos están dedicados a guardar las cosas que nos quedaban cuando éramos más jóvenes, más delgadas o más bellas, podrán pasar cinco o diez años y esas prendas no se moverán del ropero; aceptémoslo, la esperanza de bajar (o aumentar kilogramos), nunca se pierde.

¿Y el sector zapatos? Aún no he conocido una mujer que resista al romance eterno con los zapatos y carteras, nuestra atracción por ellos es innata, ¿Te has preguntado por qué? Pues independientemente de cuán delgada o gruesa te veas, o qué edad tienes, los zapatos seguirán viéndose bien en tus pies, las carteras de igual modo, colgarán de tu hombro, mano o cintura independientemente de tu nueva talla y cantidad de primaveras transitadas.

El vivir con dos tercios de nuestro ropero en el pasado me recuerda a una joven mujer, cuyo peinado y maquillaje desde hace 25 años corresponde al mismo estilo ochentero que usaba Madona cuando cantaba "Like a virgin".

Durante un cuarto de siglo ella no cambió ni siquiera el grosor de sus cejas, menos su guardarropa. Muchas veces me pregunté qué impulsaba a las mujeres a actuar así y la conclusión a la que arribo es que el look, el peinado y hasta la ropa que estuvo presente en nuestros mejores momentos, representa para nosotras ese ideal inalcanzable de belleza y juventud presente en nuestras vidas gracias a las piezas queridas y a veces un poco añejas de nuestro ropero.



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