domingo, 26 de octubre de 2014

La evolución de la tradicional vestimenta de los chapacos



El vestuario tradicional del tarijeño no siempre fue como se la conoce ahora, fue evolucionando a través del tiempo, desde la práctica “quiña” hasta las ojotas que conocemos hoy en día. Si en principio la vestimenta era de confección propia y con telas hechas localmente hasta la profusión de materiales actuales que permiten una mayor profusión de bordados.

Según el director académico de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho y miembro de la comunidad de estudios Jaina, Carlos Vacaflores Rivero, la vestimenta básicamente estaba confeccionada de bayeta, dependiendo del tipo de punto desde las más finas para indumentaria de fiesta hasta las rústicas para el trabajo diario. En los varones y mujeres las camisas eran de algodón por su frescura.
El calzado era de cuero de suela que se producía en la región porque siempre fue una región ganadera. La ojota no era como la conocemos ahora, con los cintos cruzaditos, eran un modelo llamado “quiña” que en el chaco se usa mucho, consistía en una especie de chinela con un lazo atrás para amarrarla y los campesino s tarijeños lo usaban.
“Ahora ha cambiado a este otro tipo ojota que es abierto, más para lucirla en sociedad, En cambio la quiña era bien rustica de lazos bien delgaditos para trabajar, para andar en el barro, tenia su funcionalidad”, explicó el investigador.
Entonces la ojota de fiesta siempre fue de un cuero charolado, brillante, generalmente de color negro, bien acicalado con costuras visibles y que los más pudientes lo adornaban con elementos de plata. Además le ponían unos taquitos de madera para que suene, porque la danza tradicional era el zapateo de la rueda y era muy importante que la ojota produzca un “sonido lindo”.

Materiales
Vacaflores señala desde que el campesino tuvo mejores posibilidades económicas empezó a acceder a materiales mas industrializados y, si bien hasta los años 80 mantenía su vestimenta tradicional, después accede a otro tipo de productos que eran más práctico comprarse que elaborarlos como sucedía con la bayeta, pero manteniendo sus características estéticas.
“Últimamente he visto un fenómeno, e n un afán de recuperar la identidad cultural desde la ciudad se ha empezado a trabajar las camisas de varón que empiezan a ser floreadas, bordadas de manera profusa, no es una camisa tradicional porque las antiguas no tenían eso, eran mas simples”, apuntó.
Las camisas originalmente solo tenían unas crucesitas que parecen florecitas, sin embargo, en la ciudad aprovechando la tecnología se empiezan a utilizar este otro tipo de camisas bordadas que en el campo no se usaban.
Aparecieron en la ciudad con mucha fuerza en esta última década a causa de las disputas políticas, con la radicalización de las identidades regionales y que ha sido algo notorio. Esto afectó a los habitantes del campo y se empiezan a usarlas como una influencia de la urbe hacia el campo.
“Ahora es muy común encontrarlas en los actos públicos los propios dirigentes las usan porque la camisa bordada, la ojota y el sombrero de copa chata y de ala ancha son parte de una identidad campesina”, subrayó.

La mujer
Por su parte, señala que la mujer es más tradicionalista, si bien mantiene la pollera a la altura de la rodilla, las danzas actuales están introduciendo una pollera mas corta, mas de fiesta y con una blusa particular que se diferencia de otras regiones por utilizar las mangas cortas y abombadas.
La manta es más pequeña, entallada y sufre el mismo fenómeno de la pollera que ha sido estilizada en función del espectáculo. El chapaco de la urbe tiene que vestirse de una determinada manera para mostrar una identidad cultural frente a otros.
El bordado en la cultura tarijeña es tradicional ahora se nota mayor profusión porque ahora es mecanizado, mientras que antes eran mas sencillos por la complejidad con que tienen que ser elaborados.
La mujer chapaca siempre ha usado el bordado en la camisa, en la vestimenta, antes era a mano, selo utilizaba incuso en los tapetes para cubrir alimentos y las florcitas son elementos que ya existían aunque mas pequeños.
Las mantas tampoco se bordaban mucho eran más modestos mas pequeños, son embargo la profusión de materiales que existen hoy en día permite que las prendas sean mas vistosas porque se las puede trabajar más fácilmente por medio de las maquinas de bordar.
Finalmente, otra prenda tradicional es la faja que es usada principalmente para sujetar el pantalón e los hombres porque estos no tienen cinto, por tanto debía usarse de manera apretada y sus diseños no son muy elaborados, presentan figuras encillas y geométricas a diferencia de las andinas que muestran figuras antropomórficas.

Los bordados, usualmente son solicitados para las fiestas
Actualmente los bordados son requeridos en temporadas de fiesta, especialmente para la época de carnaval y para la fiesta de los chunchos promesantes, explicó la bordadora Paulina Vasco Vergara que tiene 10 años trabajando en el rubro.
“Me dedico a hacer ropa típica tarijeña y lo hago todo el año y a pedido. Generalmente son camisas con bordados a pedido del cliente. Solicitan que se borden la manta la blusa en las mujeres y camisas, chalecos y pañoletas para los hombres” puntualiza.
Los precios varían de acuerdo a la complejidad del trabajo y van desde los 120 bolivianos los más simples hasta los 500 para las mantas, y todas son hechas a máquina.

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