domingo, 12 de abril de 2015

Decired Cortez: “Haré trabajos, pero no con poca ropa como antes”

Llegó acompañada de su media naranja. Con semejante cuerpo, un guardaespaldas es necesario. Pero no, Decired Cortez Romero (32) solo quiso compartir la experiencia de una sesión de fotos con su futuro esposo, Carlos Eduardo López, dos años menor que ella.

Aseguran que no tiene nada que ver con celos, sino con compañerismo, y el 'feeling' que se desarrolla entre ambos saca chispas... incluso a dos años de haberse conocido, y a uno y medio de estar juntos.

Él no deja de mirarla, literalmente la 'escanea'. Cómo no, esa cintura de avispa es un imán para los ojos, incluso femeninos.

Se casarán en un tiempo, aún no tienen la fecha definida por razones laborales, él trabaja en temas de seguridad, y ella en su boutique y en asesorías de moda, imagen personal y producciones.

Juraron no vestirse de blanco juntos pero, aunque no lo diga, parece que ella extrañaba la adrenalina de una sesión fotográfica. Quizá por eso está abierta a trabajos como modelo, aunque no con los niveles de sensualidad de campañas anteriores, como la de Cuba Libre.

“Una tiene etapas en su vida. Me gustaría hacer publicidades, pero ya no con poca ropa, como antes. Cuba Libre fue la última campaña que hice, yo diría que fue demasiado sexy, pero ahora tengo un hijo grande, otras prioridades. No me arrepiento de nada, lo hice porque me gustó, no porque me lo exigieran, pero hoy me siento un poquito mayor para eso”, confiesa, aunque luce tan bien como antes.

Aunque se borró del mapa del modelaje y de la farándula por mucho tiempo, Decired reconoce que en algún momento sintió nostalgia de los viejos tiempos. “Hace un par de años extrañaba cuando Pablo Manzoni hacía sus shows, fui magnífica, pero lo cierto es que ahora ya no, soy feliz con lo que hago y me siento bendecida, con la familia que tengo y con la que voy a lograr.

Hogar propio
Si alguien pensó alguna vez que el sol y la luna, o el agua y el aceite no podían coincidir, 'le peló', o al menos eso parece. Decired es tranquila, pausada y serena al hablar.

Su novio se autodefine como lineal, recto, a veces un poco torpe, pero el equilibrio se los da el romanticismo de él, y su modelo de familia, que quiere replicar con la bella morena. “Ella es desordenada, impuntual; yo soy muy formal, cuadrado, pero lo que tiene de desordenada lo tiene de dulce”, le dice con una mirada que olvida que hay más gente alrededor.

En Carlos Eduardo, Decired encontró una familia. “Mis padres la adoran, como a una hija más”, agrega él.

Fue Decired la culpable de que Carlos Eduardo se quedara en tierra firme, pues pensaba alzar vuelo, lejos de su tierra. El futuro esposo jura que no le pesa, pues su más grande anhelo es tener el hogar que sus padres le dieron. “Ella no es falsa, es lo que es”, le dice él, y ella no se queda atrás: “Me llevé el premio mayor al conocerlo, es lo mejor de mi vida como pareja”.

Se conocieron hace dos años, cuando Decired lo contrató para que le diera seguridad en su casa. Formal en el trabajo, pero ciego jamás, Carlos Eduardo se dio cuenta del mujerón que tenía enfrente; sin embargo, no movió un dedo para no salir del protocolo laboral.

Fue ella la que dio el primer paso. Le hizo una llamada 'equivocada'. Suficiente para que él entendiera el mensaje.

No tienen fecha para la boda, pero ella ya sabe el modelo de su vestido y a él le causa gracia. “Cómo son las mujeres”, dice quien llenó la entrada de la casa de ella de velas y flores para pedirle matrimonio, a fines del año pasado.

Aunque Carlos Eduardo es muy serio, nunca tuvo prejuicios con el pasado en el modelaje de Decired: “Lo que me importa es desde el momento en que está. Quién soy yo para juzgar, además, he visto sus fotos y está preciosa, cómo no me va a gustar”, sostiene.

Por su parte, Decired ya dejó de extrañar el pasado y planifica un bebé. Está practicando con su pequeño sobrino. “Necesitaba más tranquilidad, pensar en mi hogar. No lo buscamos, simplemente sucedió”, dice con brillo en los ojos

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