lunes, 14 de diciembre de 2015

“Cholita Power” Mujer de mundo, mujer aymara

En un nuevo esquema social y económico. Las cholitas paceñas, mujeres aymaras orgullosas de serlo, están saliendo de sus hogares y del anonimato. Tienen ambición y metas, tienen el talento para ir tras ellas, tienen cuerpos, rostros y una gran cultura, que quieren mostrar al país y el mundo.

La chola paceña es uno de los personajes más influyentes en la identidad de Bolivia. Su vitalidad es tan ágil como esa vuelta sin fin de morenada que encarna en sus fiestas, con la que se ondean sus polleras, acaso como una fuerza centrífuga en la que se ordena y mueve el universo de los Andes.

MARCANDO EL PASO

Su presencia omnipotente, a partir de un dominio estratégico del mercado de bienes de intercambio, así como su latente conexión con el mundo indígena, la convirtieron en uno de los elementos fundacionales de la cultura popular boliviana, que gracias a su gran capacidad de adaptación al cambio, también ha superado el tiempo manteniendo gran parte de sus hábitos culturales como hace siglos atrás.

Esto no quiere decir que en ese transcurso ciertos rasgos y elementos no hayan sido sujetos de cambio, por el contrario, la chola paceña expresa una gran capacidad de adaptación a los distintos medios en los que le toca desenvolverse.

Su vestimenta, por ejemplo, es uno de los rasgos más visibles de su identidad, y pese a que han pasado siglos con cambios, hoy por hoy, la dinámica con la que se incorporan ciertos elementos, es muy propia de un mundo globalizado que plantea opciones de consumo cultural vanguardista.

ESTILO QUE SE REINVENTA

Mantas con transparencia, así como corsés para estilizar su figura, o zapatos con luces led son solo algunos de los recursos con los que la chola paceña juega para actualizar su imagen, sin que ello, necesariamente, signifique un cambio cultural en su forma de vestir, toda vez que el trazado de las mantas, así como el de las blusas y la horma de sus calzados, siguen siendo los mismos; con la añadidura de que estos recursos la hacen sujeto, legítimamente, presente del Siglo XXI.

 un grupo heterogéneo

Sin embargo, es importante plantear la idea de que no todas las cholas paceñas son iguales y se interrelacionan como un cuerpo homogéneo de la sociedad boliviana. Existen diferencias entre ellas mismas, estableciéndose sistemas de poder e intercambio a través de la imagen que proyectan, así como las redes de producción que materializan.

No es lo mismo, por ejemplo, una chola procedente de las comunidades del altiplano, que lleva consigo una pollera de bayeta, que una chola que vive y produce en la ciudad de La Paz y viste polleras de chifón con sombrero borsalino. Tampoco es lo mismo una chola que pasa la fiesta del Gran Poder y posee prósperos negocios de importación de electrodomésticos, a otra que simplemente vende los mismos electrodomésticos al detalle y baila fervientemente en la morenada del sindicato. No son lo mismo.

Y es que la idea de diferenciación interna que se plantea en este reportaje, tiene que ver con el poder de la imagen que se construye a través de ciertos dispositivos materiales, con los que se establece la posición dentro del grupo cultural en el que se moviliza la chola paceña.

Las joyas, los sombreros, así como las telas o los tipos de ornamentos que flanquean las mantas tienen poder propio, que les son asignados por los procesos de producción con los que han sido creados. Y aunque estos poderes tampoco son estáticos, debido a la significación con la que se interpretan los valores de intercambio de los objetos, es curioso ver también que este momento, para la chola paceña, volver al tiempo pasado es una necesidad para reestablecer su poder.

Los sombreros, así como las mantas, atraviesan un momento de retrospectiva, al parecer, por esa nostálgica visión con la que se recuerda que las prendas de antes eran motivo de mayor detalle manual, así como el tiempo mismo de los Andes que va y vuelve en una espiral eterna. No es de extrañar entonces que este rasgo, acaso coincidente, tenga que ver con los intereses del mercado global, que hastiado de la producción industrial busca cada vez más, el consumo de productos hechos a mano, procesos tales a los que convendría ponerles especial atención.

Proyección aymara

Y es que si se analizan algunos otros aspectos de la historia y el gusto de la chola paceña, no nos sorprendería en absoluto la gran capacidad con la que se aprecian y consumen aquellos elementos simbólicos, que a título de ser del mundo, son más propios de ella: “Es pues, el cholita power”, como dirían algunas de mis informantes, que desde hace más de cuatro siglos son mujeres de mundo, sin dejar de ser mujeres aymaras.

Investigación

Valeria Salinas ganó un concurso de investigación cultural en La Paz, con su texto “Chola paceña, ícono de la moda”, en el que estableció que los españoles obligaron a las mujeres aymaras a vestirse como las “chulas” (las esposas de los ayudantes de los toreros), y ante la imposición, ellas se adaptaron y empoderaron su atuendo.

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