lunes, 3 de julio de 2017

Fischzang: “Los diseñadores tenemos que concientizar a los clientes”


Chantal Fischzang trabajaba como directora de arte para la Nissan y producía campañas para Estados Unidos y Latinoamérica. Hasta que escuchó hablar del diseño social, una corriente que implica también una responsabilidad, y decidió que ese tenía que ser su camino a seguir. Fischzang estuvo hace una semana en Santa Cruz, donde expuso su trabajo en la galería Kiosko ante un público que quedó con mucho interés.

¿Cómo te involucrás en el diseño social?

Mi interés por trabajar en proyectos con enfoque social empezó durante la maestría que hice en el Pratt Institute (2010-2012). La primera clase que tomé, llamada Diseño de Transformación, me introdujo a procesos creativos centrados en el humano, a perseguir proyectos de compromiso con el medio- ambiente y la noción de trabajar por un bien común, ya sea en vez de o en conjunto con fines comerciales. A partir de esa clase, basé mi tesis de diseño en comunicación en intercambio bicultural, un ejemplo de cómo se puede utilizar el diseño para exponer el valor de los emigrantes hispanos en Estados Unidos y fomentar el respeto hacia habitantes de identidad dual.

¿De qué manera un diseñador, dependiente de lo que un cliente le pida, puede aportar con un diseño con responsabilidad social?

Como expertos en el área de creación de mensajes, los diseñadores gráficos tenemos la responsabilidad de concientizar a nuestros clientes sobre los efectos que tienen sus servicios o productos sobre la comunidad o el medio-ambiente. Es nuestro deber estar al tanto de métodos/materiales/tecnología que pueden aportar al proceso creativo para ofrecerle al cliente soluciones/estructuras responsables. La idea es que uno como creativo, esté suficientemente expuesto e informado sobre ejemplos que son exitosos dentro del interés personal del cliente y la responsabilidad con la comunidad. Hay que tratar de que nuestras soluciones, aunque los saquen de su zona de confort, no les cuesten más; y en mi experiencia, rechazar proyectos y soluciones que comprometen mi convicción, me ha abierto más puertas, no menos.

¿Cómo puede sostenerse el diseño social en ciudades como Santa Cruz? ¿Creés que se puede aplicar de igual manera en todas las ciudades del mundo?

En toda ciudad existen las injusticias, el desorden, las incongruencias ambientales, políticas y económicas. Todo espacio social tiene oportunidades para mejorar sus condiciones de vida. La comunicación y la educación, que son los medios del diseñador, son vehículos poderosos para generar cambio. Si bien no existen entidades fomentando ese tipo de participación por parte de los diseñadores, está en nosotros crear proyectos que estimulen este tipo de mentalidad.

Lo podemos hacer por medio de nuestros clientes, por medio de proyectos que favorecen a organizaciones y hogares que se beneficiarían de tener presencia visual, o crear campañas sociales y movimientos digitales (por ejemplo, los proyectos cruceños Colectivo Árbol, la fundación para personas que viven con VIH RedVihda y la sociedad protectora de animales AMAA), para conectar a gente con nuestros mismas intenciones y movilizarnos para mejorar vidas.

¿El diseño social puede ser realizado desde una manera independiente, como una especie de activismo?

Definitivamente. En esta era de la información y código abierto, podemos acceder con nuestro mensaje a miles en minutos. Se lo puede lograr con bajos costos y con materiales reciclados. Si la intención es relevante, el mensaje claro y la ejecución visualmente interesante, se puede crear un movimiento y mucha influencia positiva.

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