martes, 8 de agosto de 2017

Made in Chola, sombreros con estilo

Una marca que nació en Bolivia y se expandió a Argentina y Uruguay. Made in Chola dio sus primeros pasos el 2013 con una producción completa desde ropa hasta sombreros, pero con el tiempo fueron adaptándose a su producto más vendido y que los representa: los sombreros de fieltro de lana. La primera tienda fue abierta en Cochabamba, ahora también tienen showrooms en La Paz y Santa Cruz.

Al año, la marca tiene planificado comercializar en Estados Unidos vía online y en multi stores. “Ahora estamos en el desarrollo de muestras para introducir carteras y sandalias de fieltro de lana con llantas recicladas y poder comercializarlas en EE UU”, cuenta Natalia Vila, quien fundó junto a Nahuel Borges (su pareja) Made in Chola, un juego de palabras erradas en un inglés mal hablado, una forma de decir hecho por chola. “Todo el concepto nació de un chiste que hacía con mi madre…sentía que tenía el contexto de Bolivia, un lugar con muchas cultura y raíces”, cometa Vila.

La estética de la marca se basa en levantar el look regular y apagado, con colores vivos en un accesorio. “Nuestra manera de mostrarlo es con modelos de diferentes etnias o rasgos más propios de nuestra cultura”, detalla.

La marca está dirigida a mujeres y hombres de distintas edades y creencias, con un afán por la moda, distinguirse del resto y resaltar con su propio estilo, indica Natalia.

“Nuestra proyección es llegar a ser una marca internacional con una amplia gama de productos, trabajados con materiales naturales”, comenta Natalia y adelanta a M de Mujer que en su nueva colección se enfocarán en un proyecto reciclado. Aceptan donaciones de jeans y otras telas de sastrería que ya estén listas para irse a la basura, ellos las transforman en gorras y boinas. Las personas que donan la ropa se quedan con un producto de la colección o un 50 por ciento de descuento en la compra de otros productos. Así que uno de sus principales productos para el 2018 es el denim.

“Nosotros somos representantes y un punto de venta en Argentina para que el diseño boliviano se conozca y vaya creciendo. Lastimosamente, se tiene una idea de que en Bolivia no existen estas cosas y es justamente lo que estoy tratando de demostrar como erróneo e incentivar a otros diseñadores a expandirse”, concluye Natalia, quien junto a su socio y pareja realizan sus propias producciones para campañas, ya que además de compartir su afición por la moda, son fotógrafos.




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