Las condiciones eran que la prenda estuviera lista para el domingo a la una de la tarde y que sea elaborada en baby alpaca con detalles de aguayo, tal como usa el presidente.
Después de superar la sorpresa, Liliana Castellanos se encontró con una preocupación. ¿Y la talla del papa? Como buena caminante del mundo, aprovechó sus contactos en Buenos Aires para acercarse a la familia papal y conseguir el importantísimo dato, casi a las dos de la madrugada del sábado.
Rompiendo la rutina del equipo de trabajo de Liliana, nadie salió del taller (voluntariamente, por supuesto) y todos vieron el amanecer diseñando y elaborando la túnica, que fue enviada en una elegante caja negra y con una carta manuscrita por la diseñadora, a pedido de Morales. “He rezado diez mil veces para que le quede bien y para que nuestro presidente se sienta feliz. Estoy preparada para estos desafíos, pero me partió el alma que se trate de un ser tan especial que
da señales de cambio para la humanidad”, confiesa Liliana
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