Papingo Maminga mostró su trabajo Esto no es un juego, inspirado en los juegos electrónicos, haciendo una traducción de los gustos lúdicos a través del lenguaje de la moda. Narcisa lanzó Pachamama, que con una osadía acertada fusionó animal print con tejidos folk.
Irene Pessoa se arriesgó por un vanguardismo sutil con maxilentejuelas y sexys escotes, y con telas ligeras fue capaz de expresar frescura y libertad. Mientras que Carla Quiroga dio 'chispazos' con sus diseños de inspiración japonesa.
Marcelo Rojas cerró la presentación con la muestra denominada Entre rosas y espinas, protagonizada por las más livianas telas.
Similar a otras ocasiones, el contraste entre prendas de tiendas y de diseñadores fue notorio. Las primeras dieron rienda suelta a un otoño clásico, igual que una buena parte de los diseñadores, mientras que los escasos shocks visuales llegaron junto a los creadores más conceptuales.
LO BUENO, LO MALO, LO FEO, LO MEJOR Y POR MEJORAR
Lo bueno: La masiva asistencia del publico y su aparente interés por el mundo de la moda.
Lo malo: La combinación de tiendas con diseñadores poniendo el trabajo y las creaciones a la misma altura. El Bolivia Moda sigue siendo un evento social y comercial, por encima de su esencia como vitrina para la industria de la moda.
Lo feo: Las mismas caras de siempre en primera fila y sin ánimo de caer en generalizaciones, muchas de ellas sin relación con el mundo de la moda. Bastante gente parada y entrando y saliendo durante todo el show. Fueron más recurrentes los agradecimientos a cargo de la maestra de ceremonias, que las descripciones de los conceptos de cada colección.
Lo mejor: Los diseñadores que se atreven a más.
Por mejorar: La puntualidad del público. Por el escaso control los organizadores, los invitados impuntuales invaden la tarima de la prensa obstaculizando su trabajo.
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