La claridad que exteriorizamos mediante nuestras prendas también debe vestir nuestro corazón, el ser interior, el niño que todos llevamos dentro, es él quien debe engalanarse, pero… ¿Cuáles serían sus prendas? La compasión, el perdón, la capacidad de entender que todos podemos habitar este planeta en paz, serían algunas de las prendas que se me ocurren, añadiría accesorios como la alegría, la ternura y el respeto; quizás una pizca de carmín de buena voluntad y mucha solidaridad junto a una flor en la solapa de los hombres y el escote de las damas, de esa rara flor llamada tolerancia. El nuevo año merece que luzcamos nuestras galas, que renovemos la fragancia de la pasión por lo que hacemos sin olvidar el toque final, pero decisivo del amor que todo lo embellece.
Que tu nuevo año sea tan maravilloso como tus obras.
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