domingo, 12 de abril de 2015

El sombrero de chola inspira a los malabaristas de circos en el mundo

De ser un símbolo de la mujer de pollera se ha transformado en una pieza fresca y novedosa utilizada por malabaristas en circos de Canadá, Estados Unidos, Japón y algunos países europeos. Un psicólogo y malabarista italiano se inspiró en el sombrero de chola para crear varias versiones artesanales y divertidas de este accesorio bajo el nombre de Cholita Circus.
Jody Vagnoni es un psicólogo italiano, de 32 años, que llegó a Bolivia en mayo de 2013 para ser voluntario en un proyecto de circo social con niños de bajos recursos como facilitador de enseñanza de malabares, acrobacias en el piso, teatro y desarrollo de las habilidades sociales. Fue en esa dinámica que descubrió este sombrero tan característico.
"El concepto de Cholita Circus es la reinterpretación y fusión de un elemento cultural folklórico para que sea utilizado como un elemento de malabarismo. El teatro ‘clown’ (de payasos) me ha enseñado la dramatización poética del objeto. Es decir, un palito de madera se puede transformar en un cepillo de dientes, un plato en volante de un automóvil y un sombrero de chola en un objeto de manipulación y juego”, detalla Vagnoni.
Junto a un socio, Vagnoni fabrica actualmente en Cochabamba cinco modelos de sombreros: bombín redondo, derby, cilindro, chaqueño y de forma cónica. Los sombreros se elaboran con lana de oveja adquirida en Bolivia y se les coloca una cinta de colores, material que llega desde Italia.
Cada modelo, incluido el color, se elabora a pedido y se vende por internet. El 95% de las ventas se hace al mercado internacional debido a que en Bolivia no hay muchos malabaristas, el precio a nivel nacional por unidad es de 150 bolivianos. Los diseños tienen una estética atractiva para que otros actores de circo, no sólo los malabaristas, puedan usarlos en su show.
Las principales diferencias de estos sombreros y los de chola son que al adoptar diferentes formas emulan, unos diseños más que otros, una personalidad circense. Además, el peso y la consistencia de la textura son diferentes. Ello, según explica Vagnoni, porque para hacer malabares se necesita que las piezas sean más pesadas y resistentes.
De la cabeza al circo
Desde el inicio de su trabajo vio en Bolivia y sus habitantes un gran potencial con deseos de crecer y desarrollarse en la vida. Un día al reunirse con las madres, muchas de ellas mujeres de pollera, de los niños a quienes daba los talleres de malabares se le ocurrió tomar los sombreros de algunas y empezar a hacer malabares junto a los pequeños. Al jugar con este accesorio se dio cuenta que tal vez había descubierto una función que nadie les había dado.
Al investigar descubrió que en Bolivia había una cultura de fabricación y uso de sombreros de chola con una profunda tradición. Al mismo tiempo empezó a dibujar diferentes modelos que se adapten a las actividades y espectáculos que se hacen en los circos, pero sobre todo en los malabares.
De Bolivia para el mundo
La historia de circo se remonta a todo un legado cultural heredado por algunas de las civilizaciones más antiguas del mundo. A esa tradición milenaria este italiano decidió darle un toque boliviano con los sombreros de chola. Vagnoni hace malabares y espectáculos circenses como amateur, por diversión y para librarse del estrés. Su personaje favorito es clown (payaso) porque es el mago de las emociones y transforma el drama en comedia, nada le afecta y todo le fortalece.
Desde pequeño viajar era su sueño recurrente, lo hacía con la imaginación porque no tenía dinero para otra cosa. Eso cambió años después cuando empezó a recorrer por el mundo ejerciendo como voluntario, psicólogo y malabarista. Estuvo en varios festivales como el Turbo Fest 418 en Montreal, Canadá. Posteriormente, en 2014 los organizadores de ese evento le invitaron para presentar los sombreros Cholita Circus.
"Nuestros clientes son artistas de circo, personas que han estudiado para ser profesionales y viven haciendo espectáculos en teatros, festivales y centros culturales. Estos sombreros son como la guitarra para un músico, como el bisturí para un cirujano. Un objeto de trabajo”, argumenta.
A la moda
Debido a que los diseños gustan además de a los malabaristas o gente de circo, Cholita Circus lanzará un producto abocado al mundo de la moda que tiene el objetivo de llegar a un público que le gusta tener en la cabeza un accesorio que marque tendencia y un juguete al mismo tiempo. Por otro, lado, se lanzará un producto de diseño interior inspirado en los tradicionales sombreros de la mujer de pollera.
Para Vagnoni tener una tienda de Cholita Circus le ha permitido exportar no sólo un sombrero sino al personaje que lo lleva de una forma diferente y respetuosamente divertida. "Muchos de mis clientes no sabían nada de las cholitas y a través de la marca se enteraron de una parte de la cultura boliviana. En cada caja, que lleva un sombrero, incluimos un volante informativo en donde explicamos quién es la cholita y su historia, antigua y moderna; además de una figura de ella en tamaño pequeño”, finaliza Vagnoni.
Su sueño es ver a las mujeres de pollera luciendo un sombrero de Cholita Circus, un objeto con el que, además de lucirlo, se puede jugar y abrir las puertas del mágico mundo del circo.

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