Como ella, decenas de puestos se extienden por ese sector prácticamente especializado en telas, fustes, blusas y polleras para las mujeres.
Caminar por ahí es como trasladarse a otra dimensión donde aún se hallan utensilios artesanales, cestos, kimsacharañas, tullmas, mantillas, aretes y otros objetos criollo-mestizos.
Pese a la existencia de polleras en Tarija, La Paz, Cochabamba y Chuquisaca, se trata de una prenda española, heredada desde la época Colonial, al igual que los sombreros que hoy se lucen como si fueran autóctonos, explicó a Los Tiempos el maestro Mario Leyes Méndez, cuando perfeccionó el vestuario del Ballet Folklórico que dirigía.
Y aunque esta vestimenta resistió 500 años, ahora la moda “imperialista” desplaza de a poco lo típico en las ciudades y también en el campo.
“Así como ya no se encuentran los sombreros de yeso de antes, tampoco hay muchas cholas que vistan a sus hijas con pollera. Las están convirtiendo en chotas. Aquí mismo, en la cancha, fíjese señorita, las imillas prefieren pantalones, buzos y vestidos. Ya ni siquiera quieren trenzar su pelo”, dice mamá Constanza, una abuela de pollera que a sus más de 70 años cuida celosa los baldes de mocochinchi (hervido de durazno) que vende para su sustento diario.
La venta de la ropa americana y china se ha extendido en el país y ha afectado directamente a los artesanos y confeccionistas.
“Polleritas para chicas menores de 10 años ya casi no se hace. Sólo a pedido porque más se tarda en vender”, explica doña Marta, mientras cuelga su colorida mercadería, que no es barata.
Una pollera festiva llega a costar entre Bs 1.000 y 1.200 y una de diario hasta Bs 300; la diferencia está en la cantidad de pliegues de tela, el largo y el estilo.
Las blusas, centros (enaguas) y mantillas son el complemento infaltable para lucir estos bellos trajes femeninos.
En Quillacollo, hay tres asociaciones de textileras que se ganan la vida costurando los atuendos tradicionales. Las llaman “guardianas” de la indumentaria campesina yse acomodan en la calle Santa Cruz(cerca de la plaza del Estudiante)para ofrecer su mercadería. Sus principales clientes son los pobladores que llegan de la zona andina como Arque, Bolívar y Tapacarí, o del valle bajo como Vinto, Sipe Sipe, Parotani, Capinota, Colcapirhua y Tiquipaya.
Las blusas están adornadas con encajes, botones de perlas y chispas brillantes y valen hasta Bs 200.
Para el confeccionista y vendedor de polleras, Juan Eduardo Arnez, la moda para vestir a la chola cochabambina evolucionó y se adaptó a todo gusto.
SOMBRERO DE YESO
Desapareció del mercado. Hoy sólo se fabrica a pedido en un par de talleres artesanales en el valle alto.
BLUSA DE ENCAJE
Las coquetas blusas de las cholitas llevan bordados o se fabrican con tela de broderie.
POLLERA TABLEADA
Se confecciona con mucha tela por los pliegues y tableados. Las hay de colores y de diversos materiales y precios
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Ancestral vestimenta del valle.
ENAGUA CAMPANA
Siempre es blanca y se confecciona en tela de algodón. Algunas llevan encaje de broderie
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Imprescindible para el atuendo.
FUSTE TUBO
Centro blanco confeccionado en estilo tubo con tela de algodón y broderie.
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Esta ropa interior es muy fina.
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