sábado, 13 de septiembre de 2014

Un discreto amigo que marca la diferencia

Nos acompaña, sostiene… desmorona y nos eleva el autoestima de una manera notable. Esta pequeña pieza tiene un valor incomparable para todas las mujeres.

Adivinaron?. Es el sostén, corpiño, sujetador, brasier; llamado de muchas maneras, con una sola función: levantar "esa parte" de la anatomía femenina.

Su modesto origen fue un pedazo de tela amarrado con cintas sobre el pecho, inventado por Mary Phelps hace 100 años, transformado y mejorado por muchos diseñadores, con modificaciones cada vez más útiles que hoy responden a cálculos de ingeniería para las permanentemente crecientes necesidades femeninas. Actualmente, es indispensable en el guardarropa de una mujer; pero no solamente como un bien necesario, sino también suntuario y en extremo sensual. Su calidad dependerá de los materiales, diseño y hechura de la prenda, los hay con relleno simple, doble e incluso triple para el busto muy pequeño. Del otro lado están los que con un corte especial, tirantes anchos, y bandas de espalda más firmes pueden hacer que el busto se vea una y hasta dos tallas más pequeño, para aquellas que llegaron muy bien dotadas.

Nylon, algodón, lycra, son algunas de las fibras más utilizadas, aunque existen también materiales micro inteligentes que dejan la piel respirar, o refrescan allá donde se necesite, proporcionando más firmeza en las áreas con menos elasticidad.

Al momento de elegirlos será importante determinar la talla exacta rodeando el contorno del seno con la copa del sostén, luego están las consideraciones del ancho de espalda, material y diseño a elegir que indudablemente es un tema más de gusto, ocasión y personalidad.

Para recordar: los corpiños muy apretados pueden producir inflamaciones e incluso afecciones mayores, dormir sin corpiño es saludable.

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