jueves, 4 de septiembre de 2014

Así vestimos, así pensamos

Cuando la profesora y psicologa Karen Pine pidió a un grupo de estudiantes de la Herts (www.herts.ac.uk) que se pusieran una camiseta de Superman causó cierta sorpresa a todos, pero había una razón científica detrás de esta desconcertante solicitud: quería averiguar si la ropa con contenidos heroicos era capaz de cambiar el pensamiento de los participantes.

La docente encontró que este tipo de vestimenta estimula la impresión de uno mismo y en la prueba permitió a los estudiantes sentirse más fuertes físicamente.

Ese y otros descubrimientos de cómo la ropa puede cambiar nuestras mentes, es el tema central de su libro titulado “Mind What You Wear: The Psychology of Fashion”, (Fíjese en cómo se viste: La psicología de la moda), publicado en inglés, que desvela las fascinantes consecuencias cognitivas, sociales y emocionales de lo que llevamos puesto.

Según la investigadora, “cuando los estudiantes llevaban la camiseta de Superman se calificaban a sí mismos como más agradables y superiores a otros estudiantes, y cuando se les preguntó cuánto peso calculaban que podían levantar físicamente los que llevaban la indumentaria del superhéroe pensaban que eran más fuertes que aquellos que vestían una camiseta convencional o su ropa habitual”.

Dime lo que llevas puesto…

Según indica Pine en su libro, tras las investigaciones oportunas, los procesos mentales y las percepciones de la gente pueden verse alteradas por la indumentaria, ya que las personas tienden a interiorizar, es decir, a incorporar a su propia manera de ser, pensar y sentir, las ideas o acciones ajenas y el significado simbólico de su vestimenta exterior.

En “Mind What You Wear”, la profesora describe cómo las mujeres que participaron en un examen de matemáticas tuvieron un peor desempeño cuando estaba enfundadas en un traje de baño que cuando llevaban un suéter.

La experta británica también describe cómo el simple hecho de ponerse una bata blanca mejora la agilidad mental de las personas, “porque al llevar ese atuendo, su cerebro se prepara para asumir las capacidades mentales que se asocian con ser médico”.

En una investigación anterior la profesora Pine había descubierto que las mujeres tienen más probabilidades de usar los pantalones vaqueros cuando están deprimidas.

Ahora, en este nuevo estudio, revela que cuando las damas están estresadas utilizan menos su armario, dejando de lado el 90 por ciento la ropa, y que la principal razón femenina para vestirse de un modo determinado no es precisamente para tener un aspecto atractivo, sino sentirse seguras de sí mismas.

Para sentirte mejor

De acuerdo con Pine, de estos hallazgos científicos se puede sacar la conclusión de que “no solo somos lo que vestimos, sino que además nos convertimos en lo que llevamos puesto”.

También, en opinión de la experta, podemos extraer algunas recomendaciones sobre cómo sentirnos más felices y más seguros con la ropa adecuada.

Consultada sobre los elementos de la indumentaria que más pueden influir en nuestra mente y estado de ánimo, la doctora Pine (http://karenpine.com) proporciona las siguientes sugerencias para aumentar nuestro bienestar por medio de la ropa que vestimos:

Para levantar tu estado de animo. Llevar nuestro vestido favorito de buen corte y confeccionado en una hermosa tela, nos levanta el estado de ánimo. Por ejemplo, en las mujeres una prenda acampanada en forma de ‘peplum’ (una falda corta con volante en la cadera normalmente pegada a un cuerpo entallado) crea la proporción ideal entre cadera y cintura, que resulta muy femenina y cómoda.

Para sentirte especial. Una pieza de joyería “statement piece” (de manufactura muy elaborada, audaz, exclusiva y con estilo muy personal y representativo de quien la lleva), que señale a la mujer como una persona muy especial, le hará sentirse como alguien que lleva una insignia o una medalla de honor.

Para mayor energía y protección. Los colores que se encuentran en la naturaleza, como el azul cielo, las hojas verdes o el amarillo del sol al amanecer, nos enlazan con el mundo natural, protegiéndonos de las emociones negativas y dándonos una ráfaga extra de energía.

Para volver a tu infancia. Según Pine, los patrones “juguetones”, como lunares o estampados abstractos, pueden resucitar aquellos sentimientos sin preocupaciones que experimentamos en la niñez.

Para mayor energía. Los artículos de indumentaria no coincidentes, por ejemplo, una chaqueta de cuero sobre un vestido vaporoso; una prenda formal combinada con otra informal; o una ropa ‘vintage’ combinada con otra de estilo nuevo; pueden ser muy estimulantes, porque el cerebro goza de novedad y sorpresa, según la profesora de la Universidad de Hertfordshire.

Para ahuyentar la tristeza. Vestir una de nuestras prendas favoritas, llevar un prenda llamativa en lugar de apagada o ponernos nuestro sombrero o zapatos preferidos, es también una manera de ahuyentar la tristeza.

Para reducir el estrés. Si estás estresada, usar ropa ajustada, suelta y cómoda, y elegir los colores que se encuentran en la naturaleza contribuirá a recuperar el sosiego y reducir la tensión nerviosa.

Para sacudir el cansancio. Si nos sentimos cansados, la profesora Pine recomienda elegir patrones “juguetones”, audaces o colores brillantes, que “harán las delicias de nuestro cerebro”. /



Karen Pine, psicóloga y autora de “Mind What You Wear: The Psychology of Fashion”

"No solo somos lo que vestimos, sino que además nos convertimos en lo que llevamos puesto”



NÚMEROS

9 de 10 mujeres tienen al menos un ítem de ropa que nunca usaron. Y la mayoría de las mujeres usamos menos de la mitad de la ropa que tenemos.



QUICKIE

Las personas que se visten como ‘jefes’ son más propensas a recibir una promoción más rápidamente.

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