sábado, 6 de mayo de 2017

Las 10 cosas que debes saber de Antoinette Van Dijk



¿Cómo te va en el modelaje?

De cierto modo he ido cerrando círculos poco a poco, hay metas que se cumplen y una traza otras, pero ojo que amo el modelaje, solo que una se vuelve selectiva, no quiero ser del montón y acabar mal. Además, soy una persona común y corriente, el tiempo y mis hijas me hicieron madurar, igual que los errores y él éxito.

¿Cómo estás en el rol de empresaria en Bolivia?
Ahora solo tengo mi tienda de modas, Doble A, en la calle Velasco, y estoy abriendo la sucursal en el norte, pero la fecha no está definida. Muchas veces es frustrante porque uno trae todo de forma legal, pero hay gente que hace todo lo contrario y es injusto, pero también sé que sin impuestos no se puede construir un país y yo no me quiero quejar.

Naciste en Holanda, ¿te sentís más europea que cruceña?
Me siento boliviana, pero diferente, mucho más cuando la gente me dice que soy una persona pública; sin embargo, yo elegí ser modelo, no persona pública. Es como cuando hacés teatro, simplemente es algo a lo que me dedico, un trabajo.

¿Te cansó la fama?
Tengo mi ego, como todos, me gusta que la gente me haga comentarios bonitos, pero no que se meta en mi vida. Ser modelo dentro de Bolivia te hace frágil, yo no soy de hierro: de cierto modo esa fama me dio muchos trabajos, pero creo que la gente debería leer un libro en vez de meterse en la vida ajena. Hay demasiados “opinólogos”.

¿Te afecta mucho?
Me afecta, desde chica. Santa Cruz todavía es una ciudad pequeña, sé que está creciendo poco a poco, pero aún nos falta, somos una sociedad machista, tanto de parte de los hombres como de las mujeres.

¿Por qué te afecta desde pequeña?
Desde que estaba en colegio me miraban raro por mi hermana menor, Janeth, que nació con el síndrome de Angelman y sufre parálisis. Mis padres y yo vivimos una etapa durísima, recuerdo que cuando ellos estaban en proceso de separación, cuando yo estaba en colegio, algunas madres de compañeras no las dejaban ir a mi casa porque decían que se les podía prender.

¿Por qué decidiste vivir en Bolivia?
Es gracioso, mi madre dice que de todos sus hijos, siempre pensó que la única que no regresaría era yo y resulta que soy la única que está ahora en Bolivia.
Regresé porque quería pasar un tiempo, mi abuela materna, con la que me crié, estaba muy enferma. Cuando me fui tenía 18 años, estuve afuera diez y sentí que me faltaron diez años de mi abuela, de mi familia, y al final cuando la gente que amás se va, no podés recuperar ese tiempo perdido.

¿Cómo te cambiaron la vida tus hijas?
Cuando yo estaba embarazada de siete meses y medio de Rafaella, la mayor, me dijeron que tenía un problema de riñón y eso me hizo sentarme en mis nalgas, anclarme, pensar diferente. Recuerdo que mi mundo se derrumbó, lloré tres días y después de eso me dije “tengo que ser fuerte por ella”. Ahora, cuando las escucho hablar, sé que estoy haciendo bien las cosas.

¿Estás separada?
Estoy divorciada, pero no quiero dar detalles de mi separación por respeto a la familia paterna de mis hijas. Las aman, Rafaella y Carlota tienen abuelos excelentes de parte de padre, igual que mi madre, que también las adora.

¿Te consideras una mujer sensible?
Soy la hermana mayor y a mi madre la he visto frágil en algún momento de su vida, me tocó ponerme fuerte porque ella tampoco es de hierro, me molestan los comentarios burlescos, hirientes, la envidia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario