jueves, 5 de diciembre de 2013

Jackie Kennedy y un vestido que hizo historia

John F. Kennedy y su esposa Jacqueline iban a bordo de un descapotable por la plaza Dealey en el centro de Dallas. Era el 22 de noviembre de 1963 y miles habían salido a las calles a saludarles. A las 12.30, un disparo en la cabeza del entonces Presidente de Estados Unidos acabó con su vida. El rostro de la Primera Dama, sentada a su izquierda, y el atuendo rosa que llevaba puesto, se mancharon con sangre.

Según imágenes de un video no oficial, Jacqueline se trepa a la parte posterior del carro, aún en movimiento, en un presunto intento por huir, pero cuando uno de los escoltas quiere alcanzarla, ella retrocede, al parecer, llevando algo en las manos. Días después circularon versiones en sentido de que su esposa recogió restos de su cráneo y su masa encefálica.

Ella permaneció hasta el final de aquel fatídico viernes con la prenda de dos piezas ensangrentada, en particular en la pierna derecha. No se lo quitó ni cuando viajó en el avión en el que se trasladaban los restos de su esposo a Washington, ni en el acto de posesión del nuevo presidente, Lyndon B. Johnson, que se realizó allí mismo, en el aire. Cuando su asistente le pidió mudarse de ropa, Jacqueline respondió: “Oh no, quiero que todos vean lo que le hicieron”.

La imagen del ataque se hizo inmortal, lo mismo que el traje legado al Archivo Nacional de Estados Unidos, en cuyas instalaciones permanece oculto, y al parecer, todavía con las manchas de sangre. Las piezas (una falda y saco) jamás se han expuesto al público luego de ese día por expreso deseo de Jacqueline, según reporta la agencia EFE. Medio siglo después del magnicidio, el conjunto continúa fascinando.

La visita a Dallas era parte de su gira electoral con miras a las presidenciales de 1964. Ese día, él le preguntó a su esposa qué luciría y le dijo que debía verse maravillosa. “Sé simple, demuéstrales a estos texanos lo que es el verdadero buen gusto”.

Con el exquisito gusto que le caracterizaba, ella escogió el atuendo rosa formado por dos piezas: una chaqueta con abotonado marinero y falda por debajo de la rodilla. Este conjunto simboliza la perfección, una mujer convertida en ejemplo de moralidad e ícono de su época, era la esposa perfecta para un presidente: culta, bella y refinada. “De todas las hermosas mujeres que conocí, me pude haber casado sólo con una. Y me casé con ella”, le dijo Kennedy cierta vez a su amigo Paul ‘Red’ Fay, según publica el diario El Clarín.

El traje es un diseño en tweed (tejido irlandés de lana) de la casa Chanel de 1961, originalmente pensado en violeta, pero que ella encargó en rosa a la tienda Chez Ninon (de Park Avenue), una manera de esconder su predilección por la moda y la cultura francesa y evitar críticas a su falta de patriotismo estilístico. El traje se hizo con la técnica conocida como línea por línea. Chanel le enviaba desde Francia los materiales, las telas y botones a Ninon para que lo hiciera a la medida de Jackie.El atuendo también estaba compuesto por un sombrero estilo pill box, que al parecer tapaba la raíz encrespada de su pelo rizado, y guantes blancos, con los que ocultaba que se comía las uñas; estos elementos se perdieron ese mismo día.

Al día siguiente, sábado, el traje fue enviado a la madre de Jacqueline quien lo guardó. Luego pasó al archivo nacional, donde sólo personal autorizado pudo verlo. Así se convirtió en una pieza icónica que retiene las huellas de un hecho que cambió la vida de muchos y que hizo inmortal a Jacqueline Bouvier Kennedy. Texto: Iblin Linarez. Fotos: Fox Channels, www.ecestaticos.com, masdemoda.com, kn3.net y efeestilo.com.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario